ANÁLISIS DE LA TEMPORADA 2009/2010

Fue un año duro, con muchos obstáculos. El camino se presentó largo y sinuoso en más de una ocasión, y hasta pareció derrumbarse todo después del empate en el Pizjuán con el Xérez. Pero Sevilla, fiel a su estilo batallador, el de los que no se rinden nunca, salió a flote y terminó la temporada con la Copa del Rey bajo el brazo.

Costó mucho, demasiado diría, pero se llegó. A veces la falta de fortuna o la impericia propia, parecieron alejar al conjunto Andaluz del gran objetivo. Pero quedó claro que cuando un grupo de personas lucha con dignidad y convicción, cualquier tormenta es superable. Ése es el ejemplo que dejó éste equipo.

Todo comenzó bien, casi sin fisuras. A pesar del traspié inicial ante Valencia, una buena racha de victorias colocó a Sevilla, ya de entrada, entre los grandes candidatos a pelear por cosas importantes. La idea a la postre fue mantenerse entre los mejores, con la ilusión de sumar una nueva estrella. Fueron siete los triunfos al hilo entre Liga y Champions, entre ellos demoledoras lecciones de fútbol como el 4 a 1 al Rangers en Escocia y el 4 a 0 al Bilbao en San Mamés, con éxito incluido al Real Madrid 2-1 en casa.

Después de la segunda derrota en la 2009/2010 en Riazor ante el Depor, de a poco Sevilla ingresó en una nebulosa futbolística. Al principio alternó buenas actuaciones (con Sttutgart en Alemania), con algunas no tan productivas. Empates como local ante Espanyol, Málaga y Valladolid, dieron margen a la duda. Incógnita que se agigantó tras dos caídas también en condición de anfitrión ante Racing de Santander y Getafe. El reducto Andaluz ya no se presentaba como la muralla imbatible que solía ser.

Las lesiones comenzaron a ser una constante, el nivel dentro de la cancha al variar las alineaciones dejó de ser el mismo, y los resultados ya no acompañaron. En el final del 2009 y principios del presente, se vio lo peor del Sevilla. Se ingresó en una crisis que explotó tras la sorpresiva eliminación de la Liga de Campeones a manos del CSKA de Moscú y la posterior igualdad como local ante Xérez. Allí terminó el ciclo de Manolo Jiménez a cargo del equipo, y dio inicio el de Antonio Álvarez.

Así y todo, los de Nervión de irregular presente, estaban en la final de Copa, dejando en el camino ni más ni menos que al gran Barça de Pep Guardiola y Messi. Jesús Navas fue la bandera, y el argentino Diego Perotti (foto), el revulsivo. Por eso, no eran todas pálidas. Había con que. Las soluciones estaban definitivamente dentro del entorno Sevillista.

Y cerca del epílogo, se puso de pie. Se levantó como los grandes, ante todas las adversidades. Remontó notablemente en la Liga, logrando la clasificación a la Champions, y el Pizjuán volvió a ser una fortaleza. Luis Fabiano y Kanouté volvieron al gol, Palop volvió a ser el Palop de siempre, y Sevilla también fue el que nos tiene acostumbrados. Una victoria agónica con 10 hombres en Almería le devolvió la confianza a todos. Sí que se podía.

Llegó la final de Copa ante el Atlético. Ya no había con que parar a Sevilla. Ni el campeón de la UEFA, ni nadie. 2-0 y campeonato. Reacción, esfuerzo, y gran recompensa. Sevilla demostró una vez más porque es grande. Porque los grandes cuando tropiezan, luego se levantan y hacen temblar el piso. Sevilla cayó, se repuso, y gritó campeón. Fiel a su estilo por naturaleza. El de los que nunca dan nada por perdido.

3 Comentarios:

Les Corts dijo...

Sucinto, exacto y ameno resumen de toda una temporada.

Un saludo

Mayte Carrera dijo...

Que bonito vídeo de nuestro Puerta, me ha encantado de verdad. Enhorabuena.
Te enlace en mi blog. http://elblogdemaytecarrera.blogspot.com/

Nicolás Fernández dijo...

Muchas gracias Mayte. Ya te agregué a mis enlaces. Un abrazo grande!

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